Imágen y política en una foto.
*Damián Ganhem
Entendiendo que la construcción de la figura de un verdadero líder político se logra, en gran parte, con seguidores del sector de las masas populares, es que voy a utilizar el “mitin político” (termino derivado de la palabra meeting en inglés) como fundamental, por ser una de las actividades para alimentar un espectáculo y concretarlo como tal y así poder vincular el tema “Cuerpos políticos”.
La imagen elegida es una fotografía de un discurso de Juan Domingo Perón, durante el segundo gobierno, comprendido entre 1952 a 1958, que no logrará terminar por el golpe militar del año 1955. En ésta se puede ver al aquel entónces presidente de la Nación Argentina, que se dirige a una plaza de Mayo, abarrotada por las masas, desde el balcón de la Casa Rosada. La foto está tomada de espalda por el fotógrafo Cornell Capa (hermano del también famoso fotógrafo Robert Capa, especialista en este tipo de fotografías) quien comprendía a la perfección este tipo de eventos con la imagen fuerte de un líder político. Al estar capturada desde la espalda de Perón se logra resaltar su poder de convocatoria multitudinario (una especie de contra-plano en fotografía, pero de encuadre asimétrico frente al pueblo). Hasta puede apreciarse a algunas personas subidas a los faros de luz de la iluminación de la plaza. Es un momento en el que todos quieren ver, escuchar y presenciar este acto histórico y simbólico para la construcción política del país, entendiendo que la fotografía toma un momento de la realidad y se materializa históricamente. Como dice Walter Benjamín en “La obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica”, donde la lente manejada, logra capturar o mostrar lo que el ojo humano no puede ver, y así resaltar diferentes puntos de vistas con la intención del objetivo buscado.
Observando un mitin político (explicado su concepto en la introducción), como el que nos entrega esta imagen, por la magnitud de la concurrencia y su activa participación, da la sensación de muchos que, aun movilizándose, no logran llegar a ver a su líder. Lo hacemos comparando con lo que, suponemos, experimentan los más cercanos al palco, pero también si observamos un poco mas, esta sensación no encaja necesariamente en la clásica definición de relación espectacular donde son necesarios un ojo que ve y un cuerpo que se exhibe. Sin embargo, como dice Requena, cuando utiliza el ejemplo de las marionetas: “En el extremo, no será necesario siquiera que el cuerpo se vea, pero siempre que los resultados inmediatos de su actividad resulten lo suficientemente visibles” (JesúsGonzález Requena, El discurso televisivo: espectáculo de la posmodernidad, Cátedra, 1968, pág. 57). En este ejemplo, cada una de las intervenciones del líder, desata una euforia tal en las masas que no es necesario verlo para percibir los resultados inmediatos de su acción, basta con observar el lugar, compartir el espacio y tiempo. Donde el sonido también tiene una función en el espectáculo “el oído comparte su tarea con la vista, y es la visión del cuerpo que actúa –del cuerpo que genera sonido- lo que certifica en todo estos eventos su carácter espectacular” (Jesús González Requena, op. cit.,pág. 57). En la imagen se puede comprender que esa frontera de poder llegar hasta el líder, por la cantidad de personas en la plaza, se elimina por completo con la presencia, el sonido y fundamentalmente con la vista, a esto último es lo que se le llama “el sentido rey”. Todos los sentidos se ponen en funcionamiento.
Pensamos en espectáculo cuando existe un cuerpo que trabaja en el instante inmediato en el que se dirige sobre la mirada del espectador. En la imagen seleccionada se aprecia claramente esta “relación espectacular”, pero además, se puede entender, de una manera más clara en la actualidad por el conocimiento que se tiene, la ambigüedad de este evento espectáculo. Nos atrevemos a explicar dicha ambigüedad haciendo un paralelismo con lo que se denomina “eventos ambiguos en los que resulta difícil establecer la frontera entre lo religioso y lo espectacular” (Jesús González Requena, op. cit., pág. 59). En cambio nos referimos a lo difícil que es para los espectadores de esa plaza entender al líder no como objeto que fascina, sino como mediador de las políticas de Estado.
A pesar de esto, la relación espectacular que estamos abordando nos permite decir algo concreto acerca de los “cuerpos” que en ella intervienen. Existe uno que es afirmado en la exhibición (el de Perón) y otro (el de la masa) negado y reducido solo a la mirada. Esto último no es absoluto.
Sin entrar del todo en el polémico terreno de lo “lacaniano”, diremos sin embargo, a riesgo de ser muy esquemáticos, que la construcción que el sujeto hace de si en su niñez sobre el modelo del otro (su madre) es muy parecida a la construcción que realiza el espectador en este ejemplo, la identificación con ese cuerpo, que lo seduce y se apropia de su deseo, como se ve acá.
Habíamos mencionado, que la imagen de los espectadores, en la foto, como cuerpo negado, no era absoluta. Ahora podemos decir que esto es así porque en ella coexisten e interactúan dos modelos espectaculares, según la tipología espectacular descripta por Requena. Por un lado el carnavalesco, de escena abierta (sin los límites que presenta el modelo que veremos luego) donde protagonistas y espectadores intercambian sus papeles constantemente “en un juego promiscuo y permanentemente móvil que niega toda propiedad (de la mirada, del deseo, del cuerpo, de la palabra o del espacio)…” (Jesús González Requena, op. cit., pág. 68). Claramente nos referimos a la expresión del conjunto de los espectadores independiente de lo que ocurre en el escenario (cantos, banderas, sonidos de bombos, bailes, etc.). Por otro lado, más directamente observable en la foto del discurso de Perón, un tipo de escena cerrada característica del modelo circense. Donde el protagonista (Perón) a la vez que se sirve del espectáculo que se da al interior del público para magnificar su figura, se presenta en un lugar inaccesible (escenario, palco, balcón) retomando así la relación asimétrica que identifica a la relación espectacular. Es así que logramos identificar un cuerpo político, es esta relación cuerpo-espectáculo
Con la imagen que nos muestra la foto, entendemos que el político por medio de su actuación busca dar sentido, como por ejemplo con símbolos, vestimenta, banderas, escudos, canciones, saludos, y hasta esteticidad en la política. Su aclamación les produce placer en la mirada de sus espectadores. Ellos desempeñan discursos convincentes, convencen a los pueblos, exponiendo el carisma y donde se establece una relación espectacular entre el que se exhibe y quien lo mira, interpelando al sujeto.
Bibliografía:
Gonzáles Requena, Jesús(1968). El discurso Televisivo, CÁTEDRA.
Benjamin, Walter. “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, en discursos Interrumpidos I Edit. Taurus, Madrid, 1982.
Cappa, Cornell. “Maestros de la fotografía”, Clarín, Ñ, 2008.