Internacionales
*Por Martín Cortina (Sociólogo-UBA).
Por casualidades de la vida residí casi medio año en Dinamarca. La ciudad que elegí fue su capital Copenhague. En el idioma danés se escribe: København un nombre derivado de Køpmannæhafnque significa “puerto de los mercaderes”. Como su nombre lo indica, el centro económico y capital política del país creció gracias a la actividad comercial.
En el imaginario liberal, un país con un mercado floreciente obtendría una alta calidad de vida para sus ciudadanos siempre y cuando haya un Estado mínimo que no entorpezca las supuestas dinámicas autorregulatorias de la oferta y la demanda. Sin embargo esto no es así. Por lo menos esto no es así en el caso de Dinamarca. Este país escandinavo posee una alta calidad de vida gracias a un Estado presente cuyo protagonismo es esencial en la organización social, económica, política y cultural del país. Es decir, un Estado fuertemente regulativo sobre los ámbitos (supuestamente) privados no es antagónico a la alta calidad de vida que gozan sus ciudadanos, sino que es su garante principal.
Antes de continuar, hay que aclarar que el paradigma político danés es muy diferente al liberal. La sociedad no es considerada como una suma de individuos, por lo contrario se la consideracomo una totalidad que trasciende a la suma de sus partes. El concepto de comunidad está muy presente en la conciencia ciudadana y se considera que el hombre es más fuerte en ella. Por ende, el bienestar social no es la suma de felicidades individuales sino un sinónimo de bienestar comunitario.
La ostentación y la arrogancia son condenadas culturalmente como así también la deshonestidad. No es casual que este país tenga uno de los índices más bajos de corrupción según la organización no gubernamentalTransparencia Internacional. Este alto grado de transparencia proviene del paradigma político comunitarioantes mencionado y de la conciencia que se tiene sobre la función de los gobernantes:éstos son elegidos para gobernar en beneficio de la sociedad. Lo más importante de todo, es la acérrima intolerancia hacia la corrupción, es por eso que la frase “roba pero hace” no existe en la cultura danesa.
Un ciudadano danés promedio aporta el 38% de su salario bruto al Estado a modo de impuesto. Cuánto más se gana, mayor porcentaje se aporta y esta lógica incluye a las empresas privadas. También ciertos consumos están altamente gravados, por ejemplo el precio final de un automóvil posee un impuesto mayor al 100% de su precio original. El salario es uno de los más altos de Europa, siendo el mínimo bruto de 2000 euros1 (30 mil pesos argentinos) y el promedio bruto de 3600 euros2 (54 mil pesos argentinos). Cómo antes se mencionó, a este bruto hay que descontarle un alto porcentaje de impuestos y hay que tomar en cuenta el alto nivel de costo de vida.
Sin embargo, los impuestos vuelven a sus ciudadanos en forma de servicios públicos, gratuitos, universales y de calidad. Por ejemplo, una educación pública y gratuita con un sistema de becas (800 euros mensuales) para todo residente danés con una ciudadanía europea. Gracias a este beneficio social, muchos jóvenes de todas partes de Europa pueden estudiar gratuitamente en Dinamarca y además pueden gozar de esta beca siempre y cuando trabajen part-time (10 a 15 horas semanales). Este dato no es menor si se lo compara con los jóvenes estadounidenses que terminan de estudiar con grandes deudas sobre sus cabezas(deudas que parten de los 15 mil dólares) por los altos costos que posee la educación universitaria en Estados Unidos. También todo residente danés (con cualquier nacionalidad) puede acceder al servicio de salud gratuito y de alta calidad. En mi caso, al ser residente, pude acceder sin costo alguno a un excelente servicio de salud cuando así lo necesité. El transporte público no es barato, pero tampoco es caro si se obtiene la SUBE danesa (Rejsekort). Lo significativo de la red de transporte reside en suprecisa planificación e interconexión y usualmente no se viaja parado ni se espera más de 5 o 10 minutosa la hora de tomar un tren, un metro o un colectivo. Sin embargo, elmétodo de transporte más utilizado es la bicicleta ya que es económico, cómodo, saludable y no contamina. Gracias a una infraestructura construida y mantenida a través del gasto público, las calles están preparadas para una sociedad aficionada al ciclismo. Por último, esta sociedad disfruta de enormes parques verdes bien mantenidos y distribuidos, una rica dinámica cultural y una urbanística armónica, amena a los ojos, posibilitada por las normas estatales que prohíben la demolición de edificios antiguos (ya sean públicos o privados, residenciales o comerciales).
En mi estadía escuché más de una vez una anécdota que me pareció insólita. Cuando Dinamarca se vio envuelta en la crisis del 2009, el Estado Danés decidió ajustar. Además de un recorte en el gasto público, esto sorprendentemente implicaba una baja en los impuestos. La reacción de los dinamarqueses no se hizo esperar: salieron a la calle para que no bajen los impuestos. A simple vista, se puede suponer que son estúpidos o aficionados al gasto de dinero. Si lo pensamos así es porque lo estamos pensando a través del filtro ideológico liberal donde el bienestar personal proviene de la riqueza personal. Pero en Dinamarca esto no es así, el bienestar personal proviene de la riqueza social. Todos saben que el costo de la salud o la educación es a la larga más barato si estos servicios son públicos. Además esto es socialmente convenienteya que fortalece el sentimiento de comunidad y es altamente inclusivo. Bajo este concepto, la desigualdad social es muy baja y la marginalidad está casi extinta. En consecuencia, el riesgo de sufrir un asalto es mínimo ya que la mayoría de la población tiene sus necesidades básicas cubiertas gracias a un Estado benefactor.
Hoy en día la sociedad danesa está envuelta en una discusión bastante polémica. La sociedad está dividida en dos, una parte que quiere una “Dinamarca para los daneses” y otra parte que desea extender los beneficios del Estado benefactor hacia los inmigrantes. Es decir, la izquierda y la derecha no cuestiona el rol y la existencia de un Estado benefactor, lo que se debate es si los inmigrantes deben o no gozar de la totalidad de los beneficios. También hay una discusión sobre la carga impositiva: para algunos el porcentaje del impuesto es demasiado alto y debe reducirse, mientras que para otros el porcentaje es alto pero necesario. Nuevamente, hay que remarcar que en este debate no se cuestiona la necesidad de un Estado altamente regulador en el ámbito “privado”. Un ejemplo concreto es el siguiente, acompañando la tendencia europea, en las últimas elecciones (2015) el partido de la derecha (DanskFolkeparti) avanzó fuertemente sobre los escaños parlamentarios nacionales y la presidencia pasó de manos socialdemócratas (HelleThorning-Schmidt; Socialdemokratiet) a manos “liberales” (Lars LøkkeRasmussen; Venstre); sin embargo, los pilares del modelo danés siguen intactos y parecen resistir a todo vaivén político.
En este artículo se mencionó uno de los tantos beneficios sociales que contribuyen a la alta calidad de vida que disfruta la sociedad danesa. Este modelo escandinavo de bienestar garantiza una amplia protección social universal. Su base reside en la redistribución, la universalidad de las prestaciones y la inclusión social, pilares que se obtuvieron y se mantuvieron fuertes gracias la presencia activa de un Estado fuertemente regulador y una elevada participación de los sindicatos. Antela propuesta liberal que sugiere un“Estado mínimo”y un consecuente desmantelamiento estatal, el caso danés demuestra con un ejemplo concreto la lógica opuesta: un Estado fuerte no es antagónico a la alta calidad de vida sino, por el contrario, es su sustento natural.
Referencias
(1) http://www.elmundo.es/economia/2015/05/18/555a1f42e2704e08528b4596.html
(2) http://www.abc.es/economia/20140522/abci-dinamarca-felicidad-sueldos-altos-201405221006.html