SOBRE LOS PROGRESIMIOS

“Que está lleno de gorilas el gobierno popular…”

Se entiende por “progresimio” a aquel que cree que vive en un mundo signado por metas o por etapas ya preestablecidas por una “razón” universal. Que todavía se inscribe en la cadavérica disputa de “los antiguos contra los modernos”. Es que ante todo el “progresimio” es un espécimen “moderno” por naturaleza, aunque también los hay posmodernos. El paradigma central, es que sí o sí toda comunidad estructurada como Estado Nación, tiene que atravesar distintas etapas signadas por un cerrado determinismo. La “clase” es un dato empírico, al mismo tiempo convertido en un concepto metafísico; “el proletariado” universal y la “burguesía” universal.

La “clase” refiere a un modelo idealizado de sesgos similares a los de la etapa preimperialista. Es un devoto fanático del “avance tecnológico”, el cual es producto de la “natural evolución” de la especie humana.
De allí su “progresismo” que explica la mitad del término. La otra mitad tiene que ver con el curso real de los acontecimientos. En este plano, en la práctica el “progresimio” confronta con la manifestación real de la clase trabajadora nacional, porque en su lugar cree ver una clase obrera argentina que se formó a finales del siglo XIX como producto del desarrollo del capitalismo y en la constitución de las clases sociales propias de la modernidad. Es decir: le ladra a la luna.

El “progresimio” de hoy se indigna ante la “burocracia sindical” y utiliza ese concepto para oponerse en su práctica política a la resistencia y lucha por el salario llevada a cabo por los trabajadores reales de una Nación real; pero no ahorra en justificativos para el saqueo de recursos y bienes comunes que se produce delante de sus narices por una clase política en franco proceso de caducidad.

Es que “las relaciones de fuerzas” determinan lo “posible” en la “etapa”, argumentan en enjundiosos análisis y discursos, palabras más palabras menos. Por definición el “progresimio” es un desarrollista auténtico, siempre con un dejo de culpa por “lo que falta”, y que su compromiso por la “causa” merece un lugarcito en el Estado, el que no abunda y está sometido a una disputa feroz.

Una de las consignas principales de sus vanguardia es “vamos por más”, y la de sus retaguardias es “nunca menos”. El “progresimio” es transversalmente político, pero uniformemente social. Abunda en la clase media profesional y sectores afines ligada al sector servicios, a las industrias culturales y a sectores académicos de las ciencias sociales. Los hay “comunistas” , los hay radicales, los hay peronianos, “socialistas”, hasta los hay liberales audaces como el vice en moto y con guitarra a los manotazos limpios en maniobras de fulleros, y hasta trostkistas!. Y como siempre están presos de su “etapismo” precisan como insumo vital contar con hitos que marquen una posta en la “etapa”, como un “avance” hacia el “progreso” que no tendrá fin paradójicamente creen que hoy, aquí, en la Argentina ha llegado el fin de la historia.

 

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