CONFESIONES DE UNA MENTE LECTORA

Libros y pensamientos

Gemma Serradell es una articulista y crítica literaria. Trabaja para medios y periódicos en España. Ha trabajado como correctora y maquetadora de libros. Posee un club de lectura virtual. Comprometida con las causas sociales, ha colaborado en diversos grupos de acciones solidarias, siendo voluntaria en Argentina en diversas villas de emergencia como Ciudad Oculta y Campo Tongui, interesándose en la vida y obra del Padre Carlos Mugica y el Movimiento Sacerdotes Para el Tercer Mundo.

Nació en Barcelona en 1988, y su espíritu aventurero la llevó a recorrer diversos países del mundo y, por supuesto, América Latina y Argentina particularmente, donde residió un tiempo, ocasión en que la conocimos y quedó un vínculo establecido.

Gemma accedió a colaborar, a permitirnos compartir sus artículos y a participar de este espacio de comunicación y debate.

A continuación uno de sus artículos de crítica:

“El caminante y su sombra”, de Friedrich Nietzsche

Es necesario comentar, antes de adentrarnos en este libro, el rechazo que provocó su anterior obra “Humano demasiado humano” pues Nietzsche se desprendía de todo lo que había defendido anteriormente- desde el romanticismo wagneriano, pasando por el antirracionalismo y hasta la metafísica nihilista de Schopenhauer- para acabar decantandose por un racionalismo escéptico y la adopción de una actitud crítica que hizo del autor un heredero de la filosofía de la Ilustración.

Humano demasiado humano es la liberación de todo tipo de trascendentalismo y el testimonio de una nueva forma de vida: el filósofo errante que, según Nietzsche, es la unica forma de conseguir la verdadera libertad del pensamiento. “El que quiere llegar a cierta medida a la libertad de la razón no tiene derecho, durante cierto tiempo, a sentirse sobre la tierra otra cosa que un viajero   (…) no puede ligar fuertemente su corazón a nada particular: es preciso que haya siempre en él algo del viajero que encuentra su placer en el cambio y en el paisaje.”

El caminante y su sombra pretender ser -en palabras de su autor- una doctrina de la salud y una disciplina voluntaria. Nietzsche rechazaba la actitud de quienes se hacían las víctimas y mostraban su debilidad. Hemos de recordar que Nietzsche, durante aquel tiempo, sufría una grave enfermedad que acabó con él el 25 de agosto de 1900 y que por ello afirmaba que “…quien lleva al papel lo que “sufre” es un autor triste; pero se convierte en un autor serio cuando nos dice lo que “ha sufrido” y por qué en el presente le consuela la alegría.” Como podemos comprobar, Nietzsche se aferra tanto a la vida como al optimismo vital, entre otras cosas para no darle gusto a quienes desearían verle mal.

Esta obra tan solo es un diálogo consigo mismo, con su sombra, sobre largos paseos en el bosque y en las montañas. El caminante conversa con la sombra y su intensa soledad acaba haciéndole ver fantasmas. La sombra representa la oyente de los pensamientos del filósofo, el otro lado del yo que nos hace darnos cuenta que nuestros pensamientos están en constante lucha y movimiento.

La sombra. -Hace mucho tiempo que no te oigo hablar; quiero ofrecerte la oportunidad de que lo hagas.

El caminante. – ¿Quién es? ¿Dónde hablan? Me parece que me oigo hablar, aunque con una voz más debil que la mía.
En definitiva: El caminante y su sombra tan solo es la inquietud por la superación de los prejuicios morales, relgiosos y metafísicos para la completa liberación del hombre y la ruptura con las cadenas que le mantienen atado. De este modo abundan las reflexiones sobre lo absurdo del remordimiento y el sentimiento de venganza que se esconde tras la condena moral de los actos ajenos, la fuerte crítica nietzscheana al cristianismo se hace de nuevo visible para desembocar todo ello a un fuerte alegato a la razón y a la libertad del pensamiento desatado de toda cadena física, personal y moral.

 

Gemma Serradel

 

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