LA REIVINDICACIÓN DE LA LITERATURA GAY

Carlos Correas y “La narración de la historia”

*Por Luciana Marín

Hace unos días, al enterarme del fallecimiento de José Marcos Belmonte más conocido como Ioshua, el poeta gay del conurbano profundo que le cantaba a la promiscuidad, y que a través de su prosa se rebelaba contra la discriminación, el prejuicio, la marginalidad social y ponía, con un estilo muy particular, en el centro de ese universo el tema del amor homosexual entre los pibes del barrio, me vino a la memoria una conversación de una clase en la facultad acerca de Carlos Correas, el intelectual que introdujo la temática homosexual en la literatura argentina.

Correas nació el 20 de Mayo de 1931. Era profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En los ’50 salen publicados sus primeros textos y relatos en la Revista Contorno, y también forma parte de un grupo existencialista y peronista junto a Oscar Masotta y Juan José Sebreli que se disuelve al comenzar los años ’60, este grupo se dedicó a profundizar las lecturas de Sartre. Correas era además un gran admirador de Kant, Hegel, Marx, Borges, Kafka y Arlt.

Pero su salida del anonimato se debe a un escándalo de grandes dimensiones en diciembre de 1959, cuando sale publicada en la revista académica del Centro de Estudiantes de la institución el relato “La narración de la historia”, que se adentraba en los suburbios bonarenses para presentar el encuentro seductor entre un joven marginal y uno de la clase media. Era la primera vez que un autor se atrevía a mostrar ese mundo,en ese entonces, censurado en la literatura argentina.
Tal osadía en esos tiempos le costó una condena de seis meses de prisión en suspenso tanto para él, como para el director de la revista, Jorge Lafforgue por considerar que el libro era “obsceno”. Hasta una editorial del diario La Nación salió acusando a Correas y a su obra de repugnante y repudiable.

Diversos intelectuales del ámbito académico y de la filosofía, escribieron, opinaron o fueron entrevistados por quienes se tomaron el trabajo en adentrarse descubrir que había en la vida de Carlos Correas. Muchos lo hicieron póstumo a su fallecimiento, en su momento algunos fueron muy críticos, muchos de ellos progresistas o de izquierda, que le dieron la espalda en su momento.

En 2011 se estrenó el documental “Ante la ley” (El relato prohibido de Carlos Correas) de Pablo Kapplenbach y Emiliano Jelicié buscando a reconstruir la vida del escritor a través de los testimonios de amigos y colegas –Ricardo Piglia, Edith Elorza, Oscar Traversa, Emilio de Ipola, Horacio González, Jorge Lafforgue, Tomás Abraham y Liliana Lukin, entre otros–, entrecruzados con la investigación sobre el proceso por obscenidad que mereció uno de sus primeros cuentos. Como dice la crítica de Osjanny M. González en Escribiendo Cine. “un documental que, en principio, pareciera descubrir el misterio que rodeó aquella sentencia judicial contra el autor pero que minutos después revela más que eso; resulta ser una biografía intimista sobre el mismo”.

Volviendo a la charla en el aula de la facultad, recuerdo que el profesor que decía haber tenido una gran amistad con Correas en su vejez, dijo que cuatro días antes de su suicidio había tomado un café con él en un bar de Buenos Aires. Contó que solía llevar a su departamento a indigentes y prostitutas para resguardarlos del frío y brindarles cobijo, lo que le costó calumnias y acusaciones de todo tipo.

Carlos Correas se suicidó en Buenos Aires el 17 de diciembre de 2000. Sumido en una profunda depresión, se abrió las venas y luego se arrojó por la ventana de su departamento ubicado en la calle Pasteur al 42.Tenía 69 años. En su caída golpeó una estructura del edificio que se dañó a raíz de lo cual se abrió una denuncia y un reclamo económico. Insólito como lo fue su vida.

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