KIRCHNERISMO Y CRISTINISMO: PERFIL IDEOLÓGICO Y PRÁCTICO.

Un análisis de las líneas directrices de sus tres gobiernos.

*Por Esteban Sargiotto

En Argentina es habitual la discusión sobre la conveniencia descriptiva o incluso política de la utilización de las categorías ‘izquierda’ y ‘derecha’ para describir nuestra cultura y nuestro sistema político. Se entiende: en la historia moderna de nuestra democracia los dos partidos mayoritarios, UCR y PJ, nunca se vieron como una cosa o la otra o, si lo hicieron, no fue ésta su principal identificación. Sí, en cambio, se autoproclamaron populares, revolucionarios,  anti-oligárquicos, nacionalistas,  republicanos (en  el caso de la UCR), siendo la contradicción ‘popular’ vs. ‘oligárquico’ la más dominante.
La derecha tradicional, por su parte, siempre prefirió entenderse con los militares, la jerarquía de la Iglesia y el patriciado oligárquico; y la izquierda tradicional (hija o prima del marxismo), minoritaria, tuvo su época de auge a principios del siglo XX.
De modo que en la Argentina hablar de izquierda y de derecha fue generalmente patrimonio de analistas y académicos o, en algunos contextos políticos, de algunos sectores de esos dos grandes partidos.
Así que la pregunta sobre si el kirchnerismo es o no es de izquierda puede ser injusta, porque la respuesta es demasiado fácil: no fue nunca de izquierda, no pertenece a esa historia, ni a esa identidad, y ni siquiera le interesó serlo.
Lo que sí formó parte de su identidad y reivindica ser es, sobre todas las cosas, nacional y popular. O más fácil: peronista. Algunos luego incluirían “progresista” y considerarían a estas tres cosas juntas. Otros, además, incluirían el ‘peronismo de izquierda’.

Abundaremos sobre este punto más adelante.

La pregunta pasa a ser, entonces, ¿qué clase de peronistas son? ¿Cuál de todos? ¿De los que proclaman la necesidad de la justicia social? ¿O de los que celebraron el neoliberalismo de Menem durante los años 90? ¿De los que combaten al capital? ¿O de los que le abren los mercados?

¿Quiénes son los Kirchner?

Tanto Néstor como Cristina Kirchner hicieron su carrera política en la provincia patagónica de Santa Cruz. De ideología peronista, ambos integraron algunas agrupaciones en su juventud y se conocieron en la Universidad Nacional de La Plata. Al poco tiempo se casaron y se mudaron a Río Gallegos, en 1976, bajo la dictadura cívico-militar (1976-1983). Allí fundaron un estudio jurídico, donde se dedicaron a actividades lucrativas gracias a las cuales comenzaron a acumular una gran fortuna. Hacia los años 80 y con la vuelta de la democracia, los Kirchner comenzaron a participar en la política provincial. De allí datan los pasos de Néstor Kirchner hasta alcanzar la gobernación, y de Cristina Fernández de Kirchner primero como diputada provincial y, luego, como senadora nacional por Santa Cruz.

Su rol en el PJ con la asunción de Menem[1] fue, como suele ser la práctica tradicional, de conveniencia política, por un lado, y disciplina partidaria, por el otro: nunca dejaron los Kirchner de formar parte de las listas del menemismo, aunque disputaran poder interno o no apoyaran determinadas leyes. Esto, más adelante, sería utilizado como argumento para sostener que habían sido críticos del menemismo y poder así plantearse como críticos verbales que los hechos no confirman. O, al menos, no con las directrices más importantes del proyecto neoliberal. Los ejemplos abundan y demuestran o bien su apoyo, o bien su pasividad ante las principales políticas del proyecto de Menem.
Veamos algunos ejemplos: En 1992 se privatizó YPF, la empresa nacional más grande y poderosa de la Argentina. Néstor Kirchner fue uno de los principales lobbystas: ayudó a lograr el cuórum para el voto de la ley y, como presidente de una asociación de provincias petroleras, militó la privatización y la transferencia del dominio público a las provincias. Por su parte, CFK, en su rol de legisladora provincial, pedía a la Legislatura que se votara el proyecto de ley[2]. Finalmente, tras la votación, se lo puede ver a Néstor Kirchner siendo entrevistado y afirmando que la privatización ayudaría a las inversiones[3], al punto de llamar a la privatización una “reivindicación histórica”[4].

Tras la visita de Menem a su provincia diría cosas como: “Acá está el pueblo de Santa Cruz acompañando el proceso de transformación y cambio que la República Argentina debe llevar adelante”[5], y Cristina Fernández de Kirchner, en junio de 1996, afirmaría en una entrevista que votó a Menem tanto en 1989 como en 1995[6] y que no se había equivocado: lo sostenía aún luego de aplicadas las principales reformas neoliberales y cuando ya era evidente hacia dónde iba el gobierno. Más tarde, en las postrimerías del menemismo, formó una corriente con nada menos que Domingo Cavallo, el ideólogo y arquitecto de la política económica de Menem, procedente del neoliberal y oligárquico partido UceDé, y a quien CFK llamó “meritorio” para ser votado en la capital[7]. Se comprende: CFK, en ese momento (año 2000), formaba parte de un grupo político que, entre otros, incluía al mentado ministro. Años atrás, en 1997, hablaba de la necesidad de formar un espacio “posmenemista”, para “conservar lo bueno y criticar lo malo”[8].

Años más tarde, tras la peor crisis de la historia argentina, en diciembre de 2001, Néstor Kirchner accedería al poder gracias al apoyo del Vicepresidente primero del Senado y exGobernador de la Provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, uno de los más importantes dirigentes del PJ y ex Vicepresidente de Carlos Menem.

El kirchnerismo en el gobierno

Néstor Kirchner no ganó las elecciones de 2003. Salió segundo, con el 22,24% de los votos, detrás de Menem, que ostentó el 24,45%. Sólo por la renuncia de este último a participar y tras el apoyo del antes mencionado Duhalde logró Néstor Kirchner acceder a la presidencia.

Es a partir de esa época en donde Kirchner, con un gobierno débil, comenzó a coquetear con la idea de formar una coalición de gobierno (que llamó “transversal”) que convocara a sectores alternativos al bipartidismo PJ-UCR que, tras el 2001, se había pulverizado. De estas primeras épocas datan políticas auspiciosas, como por ejemplo la renovación total de la Corte Suprema de Justicia mediante un mecanismo más democrático y transparente que celebró toda la oposición y la sociedad civil, lo cual limpió a la Corte de la “mayoría automática” menemista.

Esta es la novedad que introdujo políticamente, junto con una prédica anti-neoliberal y en un contexto de rápida recuperación económica tras el gobierno Duhalde, quien ya había llevado a la práctica tanto la devaluación como la “pesificación” (es decir, el abandono de la convertibilidad un peso = un dólar) y la renegociación de la deuda externa. Este coqueteo generó expectativas, lo que terminó con algunos sectores integrando el gobierno (la izquierda ex estalinista y viejos peronistas de izquierda), y con otros denunciando un proceso de cooptación que se fue haciendo cada vez más evidente (el trotskismo, por ejemplo, nunca integró el oficialismo, como tampoco los partidos alineados con la socialdemocracia). De esta manera, el kirchnerismo logró combinar en su gobierno tanto al PJ menemista y ex miembros de la Alianza[9], a cargo de los ministerios más importantes, con sectores del progresismo generalmente ligados a la izquierda ex estalinista y algunos partidos menores de centroizquierda en ministerios, embajadas y secretarías, todo ello junto con una alianza estratégica al sindicalismo más fuerte que luego mutó a un enfrentamiento abierto durante el gobierno de CFK. A esta amalgama se suma el particular caso de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que terminaron divididas en varias líneas, unas integrando el gobierno y otras reivindicando su autonomía. Esta endeble transversalidad sería abandonada más tarde, en 2009, cuando Kirchner decidiera volver al PJ.

Lejos de una construcción política novedosa, un partido progresista plural integrado por todos esos sectores, como esperaban algunos, se mantuvo la práctica tradicional del PJ: clientelismo político, verticalidad del mando, disciplinamiento a través del dinero del Estado, y la senda económica comenzada tras la posconvertibilidad.
Hoy, tras doce años de gobiernos kirchneristas, Argentina es un país en el cual los ajustes estructurales impuestos por el proyecto neoliberal oligárquico del menemismo -que ya habían comenzado antes con la dictadura genocida- no han sido revertidos. La tendencia no fue reformulada, y el devenir de los acontecimientos simplemente siguió fluyendo sobre los mismos carriles: leyes tan troncales como la Ley de Inversiones Extranjeras, la Ley de Entidades Financieras y distintas reformas antisindicales siguen vigentes desde Martínez de Hoz, Ministro de Economía de la dictadura; plexos normativos tan fundamentales como el Código Minero conservan las modificaciones que impusiera el menemismo en los años 90 (incluso sigue en su puesto de manera ininterrumpida el mismo Secretario de Minería, Jorge Mayoral, desde 1993), reformas laborales contra los trabajadores como la precarización y flexibilización laboral, la privatización de las aseguradoras de riesgos de trabajo, el transporte público (trenes y subtes) y las empresas de energía, exenciones impositivas a las grandes empresas (aportes patronales reducidos a la mitad en 1993), aumentos sobre el impuesto al consumo (el IVA, del 18% al 21%), proceden asimismo del menemismo; y esquemas tributarios como el que corresponde al Impuesto a las Ganancias (‘la tablita de Machinea’, del gobierno de De la Rúa) que pasó de ser un impuesto en el que tributaban las categorías más altas, a ser un impuesto que pagan trabajadores asalariados y jubilados, generando la paradoja de que los sindicatos no puedan pedir aumentos acordes a la inflación por miedo a que sus agremiados sean capturados por el tributo.
De este modo, los impuestos indirectos, regresivos, representan más del 60% de la recaudación y los directos, progresivos, una parte mínima. Y no lo dice sólo Thomas Piketty[10]:

Hoy, en la Argentina, en el primer bimestre de 2015, el Impuesto a las Ganancias e IVA representaron el 50,2% de la recaudación total (IVA 27,4%, Ganancias 22,8%), y completaron el porcentaje mayoritario los Aportes y Contribuciones de la Seguridad Social, que sumaron el 29%. El Impuesto a los Bienes Personales (impuesto a la riqueza), por su parte, representó sólo el 1,2% [11]. Si a esto agregamos que la jubilación que percibe más del 70% de los jubilados argentinos es de $ $3821,73 cuando el Salario Mínimo Vital y Móvil está en el orden de los $4719 y el promedio que admite el propio Indec[12] para los salarios es de $5000, las cuentas resultan bastante claras. Los números oficiales de pobreza e indigencia, por otra parte, no se conocen: en 2007, año en que fue intervenido el Indec tras haber contabilizado, en 2006, 12 millones de pobres y 4 millones de indigentes, fueron cambiadas las metodologías y desde entonces los números publicados son literales absurdos: se llegó a decir, por ejemplo, que Argentina tiene menos pobres que Noruega, Islandia o Dinamarca: 4,7%[13], en el primer trimestre de 2013. Desde esa fecha fatídica, todas las mediciones de pobreza confiables son inferencias de datos oficiales, de modo que los datos oscilan entre el 18% y el 31%[14].
Se sabe, también, que desde 2011 se estancó el índice de Gini en 0,43, el mismo número que ostentaba en los años 90. La concentración económica, la extranjerización de la economía y la rentabilidad de las grandes firmas no se redujo, ni se mantuvo igual: aumentó. Las cien empresas más grandes del sector industrial pasaron de representar –en términos del PBI- de menos del 38 % a casi el 44 %, para luego consolidarse en niveles superiores a los de los años 90. Las corporaciones extranjeras que integran dicha élite empresaria pasaron de 50 a 92 entre 1993 y 2001 y, tras el salto producido en el crítico 2002 (107 compañías), alcanzaron a representar casi el 60% (117 firmas) de las empresas de la cúpula en 2009. La facturación de las empresas transnacionales representó, durante el período 1993-2001, en promedio, el 40,9% de las ventas totales de la élite, mientras que en 2003-2009 significó alrededor del 60%. Por último, en cuanto a la rentabilidad, la tasa de ganancia más alta que tuvieron en los 90 las grandes industrias fue del 12 %. Hoy oscila entre el 16 y el 20 %[15].

Esto se ve claramente, además, en dos grandes hechos que el gobierno promovió: la megaminería a cielo abierto altamente contaminante (Barrick Gold y Minera La Alumbrera) y el acuerdo secreto YPF-Chevron, a pesar de la tan mentada nacionalización. ¿Las razones que esgrime el gobierno? Que YPF, aunque con el Estado como accionista mayoritario, sigue siendo una sociedad anónima. Ambas cosas fueron motorizadas por una nueva Ley de Hidrocarburos y modificaciones ulteriores al Código Minero, con exenciones impositivas, cesión de soberanía del suelo y bajas regalías.

A todo este panorama se suman, además, los escandalosos casos de corrupción que afectan a altas capas del gobierno, con nada menos que el Vicepresidente sospechado de varios delitos (es el primer caso de la historia argentina de un Vicepresidente en funciones con un proceso judicial en curso) y la propia presidente envuelta en varios escándalos, siendo dos los salientes: uno con el mayor contratista de obra pública argentina, en su rol de empresaria hotelera (que nunca abandonó ni siquiera en ocasión de su función pública) y por lo cual aumentó su patrimonio sideralmente (caso Hotesur/Lázaro Báez), y el otro con el mayor dueño de casinos, Cristóbal López.
Su decidida política antisindical incluyó, además, una nueva reforma a la ley de accidentes de trabajo, en perjuicio de los trabajadores, y negociaciones con las centrales más burocráticas por debajo de la inflación.

El discurso

Pero queda todavía entender cómo es posible que el kirchnerismo merezca el juicio positivo de sectores progresistas. Esto se explica, en enorme medida, por el discurso,  por la reactivación económica posconvertibilidad, que benefició a la clase media, y principalmente por siete políticas: La Ley de Medios, la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, la estatización de los fondos de pensión y de Aerolíneas Argentinas, y el impulso a los juicios de lesa humanidad tras la derogación de los indultos(podría agregarse la estatización de YPF, pero esto duró poco tras saberse que venía de la mano de Chevron); todo esto contenido en una prédica oficial de necesidad de volver a poner al Estado en su rol y de crítica al neoliberalismo.
El problema con estas políticas es que, si bien positivas, tienen poco que ver con una transformación socioeconómica estructural. Políticas exitosas como la Asignación Universal por Hijo (AUH) no deja de ser una transferencia asistencial vía subsidios que, aunque no sea focalizada, no es totalmente universal[16]. Las otras (por ejemplo, las cooperativas de trabajo) siguen el patrón clásico de asistencialismo focalizado. Su aumento en los últimos años indica su efectividad, pero también que el termómetro social está empeorando.
Las otras medidas se trataron, al menos tres de ellas, de proyectos de partidos de izquierda que lograron apoyo: Ley de Matrimonio Igualitario, Ley de Identidad de Género y la derogación de los indultos a los jefes militares.
La estatización de Aerolíneas Argentinas (AA) y de los fondos de pensión y la Ley de Medios también contaron con apoyo en toda la izquierda, aunque con matices: hoy AA es una empresa deficitaria y en crisis y la Ley de Medios no parece avanzar en su aplicación más que contra el diario Clarín.
El último caso, y por el que prácticamente nadie cuestionaba el rol del gobierno, esto es, su política de derechos humanos, se terminó de opacar cuando en 2013 CFK nombró a César Milani como Jefe del Ejército. Su pliego fue duramente impugnado por organismos de derechos humanos, incluso kirchneristas. ¿El motivo? Milani fue parte del centro clandestino de detención más grande de la provincia de La Rioja bajo la dictadura, y pesa sobre él nada menos que la desaparición forzada de un conscripto, Agapito Ledo. Su descargo, lejos de aclarar las cosas, las oscureció aún más[17].

Conclusiones

Siempre podrá argumentarse – y se lo hace- que se hizo lo que se pudo, o que quizás no se supo hacer lo que se propuso. Se juzga tal o cual alianza, la postulación de un ministro, la renuncia de otro, las internas. Otros dicen que hay que esperar otros diez años. Otros buscan culpas: culpan a la población, a EEUU, al establishment, a los medios, al capitalismo financiero.

Otros dicen, también, que no se quiso.

Sea cual sea la explicación de las motivaciones psicológicas de los dirigentes, las preguntas  que se debe hacer son simples: ¿Existió alguna vez un programa transformador? ¿En qué consiste? ¿Quiénes son los que lo garantizan? ¿Qué se hizo al respecto? ¿Dónde están los resultados?

Luego, si uno examina y no encuentra, las respuestas vienen solas.

 

Fuentes 

Daniel Azpiazu y Martín Schorr

http://www.nuso.org/upload/articulos/3671_1.pdf

Desigualdad sin mejoras desde 2011

http://www.lanacion.com.ar/1762788-desigualdad-social-la-distribucion-del-ingreso-sin-mejoras-desde-2011

Gini según BM

http://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.GINI

CEPAL. Perfil socio-demográfico

http://interwp.cepal.org/cepalstat/WEB_cepalstat/Perfil_nacional_social.asp?Pais=ARG&idioma=e

CEPAL. Perfil económico

http://interwp.cepal.org/cepalstat/WEB_cepalstat/Perfil_nacional_economico.asp?Pais=ARG&idioma=e

CELS. Impugnación a César Milani

http://cels.org.ar/common/documentos/Milani%20-Ratificacion%20impugnacion%20Senado.pdf

Entrevista a Beatriz Sarlo

http://www.rionegro.com.ar/diario/a-los-k-no-hay-que-ganarles-como-sea-5609361-9574-nota.aspx

Deuda social UCA. Comparación del Índice de Gini con los años 90.

http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/2014-Obs-La-politica-social-y-sus-efectos-sobre-pobreza-y-desigualdad.pdf

Entrevista a Daniel Azpiazu, desarrollo industrial, medición respecto de los años 90, extranjerización.

http://eldescamisado.org/edir/edir/azpiazu.php

Entrevista a Martín Schorr

http://libresdelsur.org.ar/opinion/mart%C3%ADn-schorr-%E2%80%9Cno-hubo-una-pol%C3%ADtica-industrial%E2%80%9D

Azpiazu-Schorr. Posconvertibilidad y años 90. Ratificación y profundización de la tendencia neoliberal, páginas 41 y 42.

http://www.nuso.org/upload/articulos/3671_1.pdf

CEPAL. Índice de Gini, sólo urbano, rural no hay datos.

http://interwp.cepal.org/sisgen/ConsultaIntegradaFlashProc_HTML.asp#

‘El infierno’, de Rubén Famá, donde habla sobre la economía posconvertibilidad.

http://eldescamisado.org/edir/edir/elinfierno.php

Video Néstor con Menem

https://www.youtube.com/watch?v=A8ge9L1BGi8

Video CFK sobre Cavallo

https://www.youtube.com/watch?v=9rUgHTg0i58

Video CFK sobre el posmenemismo

https://www.youtube.com/watch?v=BfgK3sQhDG4

[1] Carlos Saúl Menem, presidente desde 1989 hasta 1999. Durante su presidencia se impuso un modelo de ajuste neoliberal y de apertura a los mercados, en línea con Thatcher y Reagan y el Consenso de Washington.

[2] Ver recuadro 1

[3] Ver link: https://www.youtube.com/watch?v=A8ge9L1BGi8

[4] Ver recuadro 2

[5] Ver link anterior

[6] Ver recuadro 3

[7] Ver link: https://www.youtube.com/watch?v=9rUgHTg0i58

[8] Ver link: https://www.youtube.com/watch?v=BfgK3sQhDG4

[9] La Alianza fue la coalición de gobierno UCR-Frepaso que llevaría a Fernando de la Rúa a la presidencia (1999-2001), quien mantuvo las políticas neoliberales y la convertibilidad un peso=un dólar. Renunció a su gobierno escapando en un helicóptero, tras haber llamado al estado de sitio y enfrentar dos días de protestas (los días 19 y 20 de diciembre, conocidas como “El Argentinazo” y de donde proviene la expresión “¡Que se vayan todos!”) que terminaron con 39 muertos por la represión estatal.

[10] Entrevista a Thomas Piketty: http://www.perfil.com/protagonistas/Thomas-Piketty-y-el-impuesto-a-las-ganancias-Argentina-es-una-excepcion-20150127-0012.html

[11] Reporte mensual de recaudación tributaria nacional, marzo de 2015 http://www.consejo.org.ar/noticias15/files/Reporte_mensual_recaudacion_3_15.pdf

[12] Instituto Nacional de Estadísticas y Censos

[13] Véase: http://www.ieco.clarin.com/economia/pobreza-vuelve-expandirse_0_1245475584.html

[14] Véase, por ejemplo: http://www.lanacion.com.ar/1740493-sin-datos-oficiales-subio-la-pobreza-en-el-ultimo-ano .O, también: http://www.clarin.com/politica/Banco_Mundial-Argentina-pobreza-40_0_1214879046.html

[15] Daniel Azpiazu, Pablo Manzanelli y Martín Schorr (2011): Concentración y extranjerización. La Argentina en la posconvertibilidad, Buenos Aires. Veáse: http://doctoradosociales.com.ar/wp-content/uploads/CONCENTRACION-Y-EXTRANJERIZACION-EN-LA-POSCONVERTIBILIDAD-VERSION-FINAL.pdf

[16] Véase, por ejemplo: http://www.unidadpopularcaba.org.ar/descargas/documentos/ipypp/Asignacion%20Universal%20por%20Hijo%20y%20Embarazo.pdf

[17] Véase: http://cels.org.ar/common/documentos/Milani%20-Ratificacion%20impugnacion%20Senado.pdf

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